Sexta semana aprendiendo a escribir con IA sin sonar a robot.
Estás pasando horas frente a la pantalla corrigiendo y corrigiendo (hasta que el post te cae mal o pierde por completo la idea con la que lo iniciaste)
A estas alturas, espero que ya te hayas enamorado de tu propia escritura.
Porque si no te has dado cuenta, estas semanas no han sido solo sobre prompts.
Ha sido un viaje para diseccionar cada parte de ti, reconocerla, nombrarla y afilarla.
Todo con un solo objetivo: entrenar a tu asistente de IA para que escriba contigo, no por ti.
Y eso es lo que más me ha gustado de este proceso:
Que lejos de ser otra guía de "copia y pega este prompt", esto se ha convertido en un alto en el camino.
Un espacio para autoanalizarte, soltar lo que ya no sirve y potenciar lo que sí.
Y sí, para este punto ya debes haber saboreado el alivio de:
Escribir sin empezar desde cero
Liberarte del bloqueo creativo sin pelearte con la hoja en blanco
Decirle adiós a los días sin inspiración
Y sobre todo: dejar de pasar horas frente a la pantalla corrigiendo y corrigiendo (hasta que el post te cae mal o pierde por completo la chispa con la que lo escribiste)
Si hoy es la primera vez que me lees, te recomiendo que te hagas suscriptora paga.
Recibirás dos artículos semanales gratis y uno exclusivo con plantillas, mini guías, prompts de IA y acceso al reto 30 posts en 30 días.
Quizás no te consideras escritora, pero te interesa la creación de contenido.
O tal vez eres la copywriter, como lo soy yo.
En cualquiera de los dos casos, estas herramientas te van a servir.
Porque todo contenido digital, absolutamente todo, empieza escribiendo.
Ahora que ya afilaste tu voz, soltaste la obsesión por escribir perfecto y le perdiste el miedo a usar la IA...
Es momento de meterle sazón a tu estilo.
Porque sí, puedes escribir claro, rápido y coherente.
Pero si no suena a ti,
¿De qué sirve?
Aquí entra lo que yo llamo "tu marca rara":
Eso que te hace inconfundible, tus manías, tus frases repetidas, tu forma de contar las cosas.
Eso que hace que una lectora diga:
“Esto es demasiado ella.”
Y no, no hace falta que seas un personaje.
Solo que reconozcas lo que ya está en ti y lo uses a tu favor.
Vamos a escarbar eso juntas.
Tienes algo peculiar que te hace única.
Tu estilo. Tus muletillas. Las frases que repites sin darte cuenta.
Todo eso es parte de tu voz como escritora.
Y así como exploraste tu forma de armar frases, ahora toca mirar qué te hace diferente al escribir:
¿Usas referencias de cuando eras adolescente?
¿Te salen chistes de doble sentido sin querer?
¿Narras en primera persona o eres una narradora omnipresente que todo lo ve?
¿Citas a Virginia Woolf o a Rihanna?
Para ayudarte a afinar esa marca rara, te dejo tres ángulos clave para explorar tus peculiaridades:
1. Humor
El humor revela mucho de ti.
¿Cuál es tu estilo?
Seco
Sarcástico (el mío lo es tanto que he tenido que aprender a calibrarlo, porque o caigo en la arrogancia o no me entienden)
Malhablado pero encantador
Dramático nivel telenovela venezolana
No necesitas ser graciosa, solo ser tú.
Incluso si tu gracia es no tener ninguna.
2. Metáforas y analogías
Las comparaciones que usas dicen mucho de cómo piensas.
¿Hablas como si todo fuera un libro de distopía?
¿Comparas todo con recetas de cocina?
¿O ves la vida como si siempre estás a la espera de una buena ola?
Una buena analogía hace que lo complejo se entienda, y lo cotidiano se sienta especial.
3. Tu historia personal
Tus vivencias se cuelan en tus textos, quieras o no.
Tal vez:
Mencionas mucho tu país de origen porque migraste, como yo.
Vuelves a tu época universitaria cada vez que puedes, porque fue caótica pero divertida.
O relacionas todo con la maternidad porque es la experiencia más desafiante que has vivido.
Ese tipo de detalles construyen confianza y conexión real.
¿Y ahora qué?
Con todo esto en mente, actualiza tus instrucciones para la IA.
Entrénala con tu humor, tus referencias, tu forma de pensar.
No para que copie tus textos, sino para que aprenda a pensar contigo.
Haz este ejercicio:
Escribe tres artículos como si le contaras algo cotidiano a una amiga.
Puede ser una anécdota, una queja, algo que te pasó esta semana.
Luego léelo en voz alta y responde:
¿Qué frases sueles repetir sin darte cuenta?
¿Tu tono es más sarcástico, dulce, dramático o seco?
¿Metiste alguna referencia personal (tipo: tu país, tu infancia, tu forma de ser)?
¿Te salió un chiste, exageración o comparación loca?
Ahora usa este prompt:
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Congruencia en acción para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.